jueves, 4 de noviembre de 2010

EL ARTE DEL ENGAÑO - CASSIE CHADWICK

En Cleveland una mujer timó a los bancos más importantes de Ohio, con la sola ayuda de una pluma y de la rumorología. Su nombre Elizabeth Bigley, más conocida por su nombre de casada: Cassie L. Chadwick. Esta es su historia.
Esta mujer ya contaba con algún que otro arresto por falsificación en su Ontario natal, pero no empezó a desarrollar su carrera profesional hasta que en 1882 abandona Ontario con destino a Cleveland. En esa ciudad se dedicó a labores de adivina, falsificadora o prostituta. Según consta en los archivos de la policía, en 1886 practicaba artes adivinatorias bajo el nombre de Madame Lydia DeVere; en 1889 recuperó su antigua cualidad de falsificadora con el apodo de Lydia Scott, actividad por la que tuvo que pasar cuatro años en la cárcel; y en 1893, utiliza el de Mrs. Hoover y monta en Cleveland una casa de citas.
Con esas actividades poco podía pensarse en que esta mujer llegaría a ser una de las mujeres más distinguidas de la alta sociedad de la época. En 1897 se casa con uno de los millonarios más respetables del Cleveland, el doctor Leroy Chadwick, al que ha conocido en el prostíbulo y al que llorando ha conquistado contándole que no sabía que el sitio ese en el que vivía era un burdel, que ella pensaba que era un respetable internado de señoritas y que por favor por favor la saque de allí.
Y así es como Cassie pasa a formar parte de la adinerada clase alta Cleveland. De esa forma tiene como vecinos a John D Rokefeller, Marcus Hanna y a todo millonario que se precie.
La Señora Chadwick comienza a gastar el dinero de su marido de forma incontrolada aunque socialmente no deja de ser considerada como la ex chica del burdel y si la invitan a las recepciones es únicamente por ser la esposa del doctor Chadwick.
Para mantener su estilo de vida todo dinero es poco y es entonces cuando lleva a cabo uno de los timos más legendarios de la historia: hacerse pasar por la hija del empresario Andrew Carnegie, uno de los hombres más ricos del mundo.
Un día, durante una visita a Nueva York, Cassie le pide a un abogado amigo de su marido que la lleve a casa de Andrew Carnegie. Este la acerca a la mansión y la espera en el coche. Cassie visita al multimillonario, lo único que hace es introducirse en el recibidor de la casa, cruzar unas cuatro palabras con el ama de llaves para alguna irrelevante cuestión y volver a salir.
Al regresar al vehículo, “por un descuido", se le cae un papel al suelo, que solicito lo recoge el abogado. El hombre se quedó estupefacto al comprobar que el papel es un pagaré por valor de dos millones de dólares, firmado por Andrew Carnegie. Cuando el abogado le exige una explicación, ésta le hace prometer que le guarde el secreto, la realidad es que ella es hija secreta e ilegítima del todopoderoso Carnegie, le confiesa. Ninguna de las dos cosas es cierta, ni es pariente de Carnegie ni la firma es auténtica. Por último la Señora Chadwick pidió al abogado que la acompañara a contratar para Cassie una caja de seguridad en la que pudiera guardar el págare y otras cosas de valor que anteriormente le había dado Andrew Carnegie
Tal y como ella había planeado, el abogado no permaneció callado y rápidamente corrió la voz de su presunta identidad por todos los bancos de Ohio, que empezaron a ofrecerle a Cassie sus servicios.
Durante los ocho años posteriores, Cassie estuvo pidiendo préstamos y falsificando la firma de Carnegie como avalista, hasta llegar a acumular una deuda de unos 15 millones de dólares con diversas entidades financieras. Los bancos suponían que el todopoderoso Carnegie se haría cargo de todas estas deudas, su firma garantizaba las operaciones.
El engaño se destapó en noviembre de 1904. Un banco de Boston, demandó a Cassie al ascender los préstamos a una suma de 5 millones de dólares. Entonces se descubrió la falsedad de las firmas.
Andrew Carnegie negó todo conocimiento del asunto, manifestó no tener ni idea de quien era esa mujer y que no había firmado ninguno de esos documentos. El doctor Chadwick se desentendió de todo y se retiró a Europa para no convertirse en el hazmerreir de todo el mundo. Por su parte Cassie huyó a Nueva York, donde la policía la detuvo en un hotel de baja categoría. En el momento de su captura llevaba encima un cinturón con cien mil dólares en efectivo.
El juicio se convirtió en un asunto de interés nacional, dado que toda América estaba ávida por contemplar a la mujer que había estafado a los banqueros más prestigiosos del país.
Cassie fue condenada a 14 años de prisión y una multa de 70.000 dólares por conspiración contra el gobierno, amparándose en que uno de los bancos timados, concretamente el Citizen's National Bank, era de titularidad federal y parte del gobierno estadounidense.
En 1906 entró en la cárcel de Columbus, en la que moriría un par de años después.
La Mansión Chadwick de Cleveland, se convirtió en una atracción turística para un público curioso que quería visitar el hogar de la más famosa estafadora de América.

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