domingo, 17 de octubre de 2010

MEMORIA NEGRA DE HOSPITALET - EL DOBLE CRIMEN DE COLLBLANC

A veces la prensa por la inmediatez de la noticia, olvida algún detalle que sin ser importante en el contexto de la historia podría ser interesante para ubicarlo en el punto exacto. Esa ausencia se manifiesta en los hechos que a continuación explicaré y que dieron en llamarse el doble crimen de Collblanc.
Conocemos lo sustancial, el nombre de los protagonistas. Tenemos algún detalle del lugar del suceso, en este caso la población, Hospitalet, y llegamos hasta ubicarlos en una zona, Collblanc; pero el resto, la calle y el portal donde ocurrieron los crímenes permanecen en el anonimato.
El año de ese suceso, 1969, el periódico ABC publica un articulo titulado “La ciudad invisible de Hospitalet” en el que habla del aumento demográfico de la ciudad en los últimos 30 años, pasando de los 53000 en 1940 a los 320000 con que cuenta a la fecha de publicación. Hospitalet es una población que ha pasado de una economía agrícola a otra industrial con los problemas urbanísticos y sociales que conlleva. Una ciudad sin infraestructuras donde domina la especulación propia de una ciudad dormitorio.
Una de esas 320000 almas es Cristóbal Pujol Catalá, de cuarenta y pocos años, natural de Flix. Realquilado en una casa de Collblanc es de los que sueñan que a las puertas de Barcelona encontrara la fortuna que le niega su lugar de origen. Pero el camino que ha tomado es diferente al de la gran mayoría, su único oficio es el de ladrón y a sus espaldas acumula un gran número de delitos contra la propiedad.
Ese pasado al margen de la ley no era desconocido a los dueños del inmueble. Matilde Mora Riva que así se llamaba la propietaria y el hijo de ésta Agustín Pallejá Mora. Con ese conocimiento de las actividades delictivas del inquilino no dudaban en chantajearle pidiendo un porcentaje de sus fechorías por mantener la boca cerrada y no denunciarlo a la policía.
Aquella noche de mediados de Agosto de 1969 discutió acaloradamente con la Matilde Mora al descubrir que de uno de sus botines faltaban parte de las joyas, suponiendo que era ella la causante de la desaparición. A tal intensidad llegó la discusión que alcanzó un cuchillo y lo clavó repetidamente en el pecho de la mujer provocándole la muerte.
El sonido de la puerta le sobresaltó, acababa de entrar Agustín. Sin darle tiempo a reaccionar le atacó dándole varias puñaladas mortales.
Cristóbal Pujol, precipitadamente, introdujo en una bolsa las joyas y planeó quemar la casa con la explosión de una bombona de gasolina. El fuego sería el elemento purificador que eliminaría las pruebas que pudieran inculparlo.
Cristobal abandonó la casa sin comprobar que Agustín Pallejá, aunque moribundo, permanecía con vida. Minutos después, mientras las llamas devoraban el piso, Agustín Pallejá llegó al portal y tambaleándose se dirigió a la comisaría. A causa de las graves heridas, sin embargo, falleció instantes después de pronunciar el nombre del criminal.
Entre los restos del fuego la policía halló monedas de plata y gran cantidad de sellos de Correos y pólizas que procedían de un robo cometido en una oficina de La Avenida Infanta Carlota. Al ser preguntados, los vecinos del inmueble confirmaron haber visto a Cristóbal saltar por la parte posterior de la casa del crimen poco antes del incendio.
El homicida fue detenido de madrugada mientras se divertía en el bar al que acudía habitualmente, convencido que su plan era perfecto. En el interrogatorio se confesó autor tanto de los robos como del asesinato.
Hay una casa en Collblanc donde hace cuarenta años se cometió un doble crimen, no conocemos ni la calle ni el portal, sólo sabemos la historia. Una historia que necesita ser ubicada para que no quede incompleta. ¡Ayudenos, quizá usted lo sepa!
(Emitido en "El abierto a la ciudad" de Radio Florida y en "Estaciò Central" de TeleHospitalet)

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